domingo, 12 de febrero de 2012

Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina

            La intención de esta entrada en mi blog es compartirles otro hecho importante en mi vida. Como ya algunos saben, no renové alianzas y he decidido salir de la Sociedad de Vida Apostólica Cruzados de Cristo Rey. Quizás y se preguntaran ¿Por qué? La respuesta es fácil y para no dar una explicación amplia de mi  discernimiento vocacional, tan solo diré que después de haber platicado con mis respectivos superiores y de haberlo puesto en oración, pude ver  que Dios me pide algo más por el momento y a pesar de que he decidido abandonar la vida consagrada no he pensado dejar de trabajar por construir el reino de Cristo en la sociedad. 

Así pues agradezco a los padres que me han brindado todo su apoyo y comprensión, a los hermanos con los cuales tuve la dicha de convivir más de un año y a quienes en verdad estimo mucho, pues he compartido grandes cosas con todos y cada uno de ellos. Ahora puedo decir con certeza que, de cada hermano he aprendido mucho dentro de este caminar y si de algo estoy totalmente seguro, es que para nada fue un “tiempo perdido” como algunos podrían pensar.

En este momento de mi vida me toca recoger los frutos y las gracias que el Señor me ha concedido durante este tiempo, y vaya que son muchas. Así mismo ir viendo, junto con María, la oración y la vida de Gracia, lo que Dios me pida realizar de aquí en adelante.

Como lo mencioné anteriormente, estoy consciente de que el trabajar por Cristo no es tarea que se deba realizar solamente por los consagrados. “A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios” (541). Citando el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, puedo quedar tranquilo de que Dios pide esta labor y hay que aceptarla con gusto.

Gracias también a ustedes por sus oraciones y su apoyo. A seguirle chambeando por nuestro Rey y a seguir dando nuestra vida por Aquel que ya la dio por nosotros.  Aquí seguiremos a la orden para lo que se les ofrezca y ¡ánimo a vivir la alegría de Cristo!

Por ultimo en el texto pero primero en orden jerárquico quiero agradecer a Dios nuestro Señor por este regalo que me ha concedido, a Cristo nuestro Rey que me permitiera vivir este crecimiento y madurez en todos los aspecto y a la Santísima Virgen mi Madre hermosa que me haya acompañado (y estoy seguro que me seguirá acompañando) por este caminar en la humildad, en el amor y en el conocimiento profundo de su hijo Jesucristo.


VCR
VSMR
Santo o Nada




Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre 
en realidad es una sola, es decir, la divina (CDSI 41)