lunes, 9 de junio de 2014

No hay amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos

“Sine amicita vita esse nullam…” (Cicero)[1]

Ya son un poco más de dos años de que escribí la última entrada en este blog y meditando un rato, me pareció que era justo y necesario el recuperar este medio con el fin de compartir con ustedes algunas experiencias y reflexiones que he tenido a lo largo de éste tiempo. Pensando el tema con el cual iba a regresar a escribir me pareció que la mejor forma era escribir sobe algo que, en lo personal tiene mucho peso, que valoro demasiado y que sin duda he buscado cualquier medio para hablar del tema. Este tema que quiero compartir y reflexionar hoy con ustedes es el de la amistad, donde buscaré exponer algunos aspectos que considero son importantes recordar para la vivencia plena de la misma. Con ésta intención tomaré como referencia y motivación un trabajo de mi hermano de comunidad Bernardo Valle (CCR), quien ya ha tratado este tema con anterioridad y sin duda, lo ha hecho de una forma brillante.

Quien me conoce bien sabrá que la frase (en latín) con la que comienza el texto, se ha vuelto en mí vida un lema, una reflexión constante y en muchas ocasiones un reto. Pero sobre todo, en una motivación permanente dentro de mi caminar. Y en efecto ¿Qué sería la vida sin alguien con quién compartirla, sufrirla, llorarla? ¿Sin alguien con quién reírse, gozar, disfrutar, reflexionar? En una sola pregunta ¿Qué serían la vida sin un amigo con quién vivirla?  En definitiva me parece que una vida así, en soledad, no sería vida. Una vida así sería fácilmente estimada en nada. Ustedes no me dejarán mentir y si echamos una mirada a nuestro pasado, sin duda estarán presentes en nosotros, recuerdos de momentos increíbles, momentos que han marcado nuestro presente. En cada uno de esos recuerdos podemos reconocer la presencia, quizá no siempre física, de alguien que ha estado a nuestro lado, que nos ha dado su mano en señal de apoyo, que nos ha enseñado, alguien que nos ha levantado, empujado e incluso correguido cuando fue necesario.  

Por qué “quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro”[2], descubrimos que dicho tesoro es mucho más grande que un “amigo” en alguna red social (se me ocurre mmm...Facebook por ejemplo) o que no se mide por el número de seguidores en Twitter, instagram, snapchat, etc. Descubrimos que un amigo no es aquel compañero del momento, de la fiesta y del relajo. Que la amistad muchas veces trasciende nuestra realidad, que va más allá de nuestros defectos y de nuestros errores. Que la verdadera amistad no busca ningún otro interés más que la felicidad y el bien del otro, y que por esta razón, es indispensable el perdón y el sacrificio como elementos esenciales. Descubrimos pues que el amigo, (el verdadero amigo) es aquel que no sólo te acerca a la santidad, sino que camina contigo hombro con hombro, que se entrega, te anima y a veces te carga. Un amigo es aquel en el que encuentras la viva imagen de Cristo y por el cual tú también buscas ser cada día mejor. Por esto es indispensable que se dé la amistad en un clima propicio como es el de la virtud. Dice Santo Tomás de Aquino: “Obviamente es mejor para él el vivir con amigos y hombres virtuosos que con otros y extraños. Así, es claro que el hombre feliz necesita amigos.”[3]

Los más cercanos me habrán escuchado decir que a mí no me gusta el término “mejor amigo”, pues sí yo dijera: tengo cinco, diez, veinte amigos pero sólo un mejor amigo, posiblemente estaría midiendo la amistad en términos de calidad y así desprestigiaría a las otras amistades de menor "calidad". Yo no soy muy a fin de defender la idea de los mejores amigos, pues aunque es cierto que habrá algunos con los cuales tenga mayor interacción y convivencia, la amistad plena y desinteresada trasciende incluso eso. Una amistad plena no ha de medirse en cada cuanto veo a tal o cual amigo, en medir el tiempo que paso con él. Sí es que se puede llegar a “medir” sólo sería en relación a ¿qué tanto estoy dispuesto a sacrificarme por el otro? ¿Qué tanto estoy dispuesto a perdonar? ¿Qué tanto estoy comprometido su santidad?

Yo quiero ser feliz y es evidente que no lo puedo ser solo, ensimismado, encerrado en un egocentrismo que enferma, que aleja. Yo quiero ser santo y por esta razón quiero caminar con ustedes, con mis amigos. Bajo este propósito quiero agradecerles a ustedes mis amigos, que ahora leen esto, por qué han estado en los momentos especiales, agradecer infinitamente su oración, comprensión y apoyo en mi camino como consagrado. Así mismo quisiera aprovechar el momento para pedir perdón a todo aquel a quien he llamado amigo y que quizá no lo he demostrado con mis actos, a quienes he llamado amigo, pero lo he ofendido o no he sabido perdonar. Pido perdón por si el sacrificio ha sido poco y la entrega, mediocre e insuficiente. Sin duda hay muchísimo más que decir sobre el tema de la amistad, mucho más que agradecer y mucho más de que pedir perdón, sin embargo por el momento quiero que sepan que estoy consciente de que la amistad también se cosecha y da frutos por medio de la oración y es por esta razón que diario los encomiendo a ustedes, sus proyectos, su vocación personal. Sepan que además de pedir, sobre todo doy gracias al Señor por ponerlos en mi vida. Así mismo los invito a poner en manos de Dios a todos sus amigos y que Cristo sea el punto de unión de sus amistades, que Él sea quien nos enseñe a amar y sacrificarnos por cada uno de ellos, pues “no hay amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos” (Juan 15,13) y Cristo ya dio su vida por nosotros, sus amigos.

El amigo, en fin, (es decir, el amigo cuya amistad se basa en el bien y en la virtud), está dispuesto a realizar y realiza toda clase de sacrificios por el amigo, incluido el sacrificio supremo de la propia vida. Todo esto configura, sin duda, una concepción elevada de la amistad.[4]



Trabajos consultados:
Valle, Bernado. «Perdón y sacrificio como signos esenciales de la verdadera amistad.» 2014.
Cicero. «De amicitia»

 






[1] “Sin la amista, la vida es nula” Cicerón, De amicitia XXIII
[2] El versículo completo dice: Un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentra halla un tesoro Eclo 6, 14
[3] Hoc enim est contra communem omnium electionem: nullus enim eligeret ut semper viveret secundum se ipsum, scilicet solus, etsi omnia alia bona haberet; quia homo naturaliter est animal politicum et aptus natus convivere aliis. Quia igitur felix habet ea quae sunt naturaliter bona homini, conveniens est quod habeat cum quibus convivat. Manifestum est autem, quod melius est ipsum convivere amicis et virtuosis, quam extraneis et quibuscumque. Sent. Eth. lib.9 l. 10 n 7
[4] Calvo, T. La concepción Aristotélica de la amistad. Pág. 5 Disponible en http://antiqua.gipuzkoakultura.net/pdf/calvo9.pdf

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